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John Cena te vemos... pero no tan bien

Entre homenajes, combates sin tensión y finales previsibles, la gira se ha convertido en un lastre

John Cena
Imagen: WWE.com
Sebastián Martínez
Sebastián Martínez
Publicado el 28/06/2025

Esta tarde se ha celebrado Night of Champions, un evento que ha funcionado como trampolín hacia SummerSlam -con parada obligada en Saturday Night's Main Event y Evolution- y, no nos engañemos, como otro movimiento estratégico para engordar los bolsillos de WWE.

El evento principal se presentaba como una lucha clásica: el choque de dos figuras icónicas con trayectorias muy distintas, pero igual de influyentes para los fans de la compañía. John Cena y CM Punk volvían a cruzarse en el camino, esta vez en un combate clave dentro de la gira de retiro del 17 veces campeón mundial. Un nuevo reto para Cena, elevado por la calidad y el historial de su oponente.

No quiero repetirme con lo que ya expuse hace un mes en mi artículo, donde manifestaba mi frustración por la dirección actual del producto. Sin embargo, siento la necesidad de añadir algo que pocos se atreven a decir, quizás por temor a las reacciones de los fans de Cena o por no salirse del relato que WWE ha querido imponer: John Cena se ha convertido en un problema.

Y no me refiero a John Cena como persona o profesional. He sido un firme defensor de su carrera, incluso cuando parecía que el mundo entero estaba en su contra. En mi opinión, dejando a un lado a los gigantes de la Attitude Era, Cena ha sido el talento que mejor ha sabido sostener Monday Night Raw en su historia. Lo mantuvo a flote prácticamente en solitario durante una época complicada, y eso no es algo que se diga a la ligera. Lograrlo requiere constancia, carisma y una capacidad de adaptación fuera de lo común.

El problema no es él, sino la forma en la que WWE ha decidido anteponer su historia personal al resto del producto actual. Y aquí podría entrar la chapuza que hizo The Rock, está claro. Evidentemente, esto no ha afectado a la división femenina -aunque ahí hay mucho que debatir, como la decepcionante victoria de Jade Cargill en el torneo Queen of The Ring- ni a la división por parejas, por poner dos ejemplos que se entiendan. Pero el modelo narrativo de WWE siempre se ha sostenido sobre una o dos historias principales. Como bien dijo Cody Rhodes, la empresa sigue adelante gracias a unos pocos talentos clave. Y en este momento, una de esas historias es la gira de retiro de John Cena.

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Lo que ocurre es que históricamente, tanto Cena como cualquier otro nombre que haya protagonizado el main event de WWE ha contado con semanas, cuando no meses, de desarrollo para construir una rivalidad sólida. Esos son los tiempos que necesita un personaje como él para funcionar. Sin embargo, con el reloj en contra y su calendario cada vez más limitado, la fórmula de la cuenta atrás simplemente no está dando resultado.

Y esto está afectando severamente al producto actual de WWE, porque el luchador está tocando muchos palos a la vez, y eso afecta a muchas grandes estrellas y a varias historias. Sus combates más esperados, contra Randy Orton y CM Punk, han sido muy predecibles. Lo de R-Truth ha sido, curiosamente, lo único que se ha salido de la tangente en toda esta gira de despedida. Su intervención ha aportado frescura, humor y un cambio de tono que el producto venía necesitando desde hace semanas. Pero que, a estas alturas, estemos recordando ese momento como lo mejor de toda la gira de John Cena dice mucho… y no precisamente algo positivo. Habla de una falta de sorpresa, de emoción real y de una narrativa que, en lugar de construir hacia el futuro, se ha quedado atrapada en rendir homenaje al pasado.

Las historias que indirectamente están relacionadas con él, fallan, como es el caso del maletín de Money in The Bank de Seth Rollins. Si comparamos el canjeo de WrestleMania 31 con lo sucedido en Night of Champions, con un Rollins mucho más experimentado, vemos una diferencia abismal en cuanto a impacto y narrativa.

En WrestleMania 31, Seth Rollins protagonizó uno de los momentos más memorables en la historia moderna de WWE, con un canjeo inesperado que cambió por completo el curso del evento. En cambio, lo ocurrido en Night of Champions pasó sin pena ni gloria. No hubo tensión, ni giro argumental, ni sensación de que algo verdaderamente importante estaba en juego. Y todo esto, en parte, porque la historia de John Cena ocupa tanto espacio que no deja margen para que otras tramas respiren y crezcan por sí solas.

Cuando el foco está tan centrado en un solo personaje, incluso los momentos clave de otros talentos -como el canjeo del maletín de Rollins o la consolidación de nuevas figuras- pierden fuerza. Cena no necesita eclipsar, pero ahora mismo lo está haciendo, y el producto lo está resintiendo.

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Soy de los que piensa que el reinado de Cody Rhodes no era tan malo como muchos decían. Llevar el peso de la empresa después de un reinado tan inflado como el de Roman Reigns era una tarea casi imposible, pero estaba realizando un gran papel en líneas generales. Deseo que Cena termine la gira de forma impecable, pero ahora mismo toca un cambio, y ese cambio parece estar llegando con  su lucha en SummerSlam. Cody debe volver a ser campeón y John Cena debe volver a centrarse en innovar y darnos algo con lo que emocionarnos cuando su final llegue.

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