Sebastián Martínez - 03/11/2025
Miro ha vuelto a hablar sin filtros sobre su primera etapa en WWE, y esta vez lo ha hecho para exponer uno de los momentos más surrealistas de su carrera: cuando Vince McMahon le pidió que volviera a ganar peso tras haber logrado su mejor forma física.
En una conversación junto a CJ Perry (Lana) en el pódcast Identity Crisis, el excampeón de Estados Unidos recordó su transformación física en 2019, cuando bajó de más de 300 libras a unos 230. Rusev estaba en plena forma, pero su nueva imagen no convenció a McMahon, que seguía aferrado a la versión más corpulenta del “Bulgarian Brute”.
Recuerdo perfectamente que Vince le miró y le dijo: ‘Dónde está mi bruto búlgaro de 300 libras' Era muy directo, lo decía convencido. Añadió: ‘Ese hombre llena asientos. Quiero a mi bruto búlgaro de 300 libras. Quiero que vuelvas a ser heel'.
Lejos de tomárselo mal, Miro respondió con humor y confianza: “Turn me heel, brother”, recordando que siempre se ha considerado uno de los mejores villanos del negocio. Sin embargo, la anécdota deja entrever un problema más profundo: la obsesión de McMahon por los físicos descomunales, incluso cuando eso chocaba con la salud o la evolución de sus luchadores.
Perry también recordó cómo Vince justificó su visión, asegurando que tenía 'demasiados babyfaces' y necesitaba un rudo dominante. "Para él, los europeos del este o los rusos siempre eran los malos", señaló.
La historia, sin embargo, no terminó ahí. Poco después, McMahon le pidió exactamente lo contrario. "Antes del combate con Goldberg, me llamó a su oficina y me dijo: 'Hazme este favor, te debo una'. Y me propuso convertirme en babyface. Yo le respondí que si él estaba detrás, yo también lo estaría. Pero luego volvió a cambiar de idea otra vez", relató Miro entre risas. "Era un caos constante. Un día querían una cosa, al siguiente la contraria".
A pesar del éxito del fenómeno Rusev Day y del enorme apoyo del público, McMahon nunca llegó a apostar del todo por su evolución. Para él, Miro siempre debía ser el gigante intimidante, no el personaje carismático y divertido que los fans habían abrazado.
Hoy, el luchador búlgaro utiliza esa experiencia como un recordatorio de cómo el wrestling ha cambiado: "No necesitas 70 libras extra para ser una bestia. Solo el momento adecuado para demostrar quién eres realmente".