Sebastián Martínez - 06/12/2025
Sarah Stock, exproductora de AEW y reconocida por su trayectoria internacional, estalló en redes sociales con una serie de mensajes donde denuncia un trato "inhumano" y sistemático hacia los luchadores mexicanos durante su etapa en la empresa. Sus declaraciones, cargadas de detalles concretos y situaciones vividas en primera persona, han abierto una fuerte polémica sobre el funcionamiento interno de AEW.
Stock afirmó que, en los dos años en los que trabajó para la compañía, presenció un patrón de maltrato logístico y laboral hacia el talento procedente de México. Según explicó, AEW llegaba a retener a los luchadores durante casi una semana completa en Estados Unidos entre grabaciones, sin ofrecer viáticos ni apoyo básico, permitiéndoles regresar a casa tan solo un día a la semana. La exproductora asegura que se enfrentó directamente a Kosha, uno de los responsables operativos de la empresa, quien justificó la práctica alegando que, de cambiarla, deberían hacerlo “con todos”.
Espero que mis fans y amigos mexicanos entiendan el tratamiento inhumano hacia los luchadores mexicanos en AEW. Este falta de respeto tiene que ser señalado.
Entre los ejemplos que menciona, destaca el caso de Rush, quien regresaba de una lesión sin haber recibido ninguna instrucción durante la jornada. Stock relata que, a apenas veinte minutos de Dynamite, le pidieron que improvisara una promo en inglés sin guionista ni entrenador asignado, un proceso que normalmente requiere preparación específica para cualquier talento cuya lengua nativa no sea el inglés. Instantes antes del cierre del espectáculo, incluso le pidieron a ella que produjera su combate de último minuto.
Otro de los puntos más delicados de su testimonio tiene que ver con el trato a las luchadoras extranjeras. Relató que algunas de ellas eran abandonadas en aeropuertos estadounidenses sin asistencia, orientación ni transporte, obligándolas a desenvolverse solas en un país que no conocían. Mientras tanto, nombres como Edge u Orange Cassidy, hombres, establecidos y sin necesidades especiales, eran recogidos siempre sin excepción. Stock cuestionó directamente por qué esa diferencia de trato parecía recaer de forma sistemática sobre las mujeres.
Las acusaciones también señalan la figura de Christopher Manzione, miembro de la directiva de AEW y responsable de varias decisiones organizativas polémicas. Según Stock, Manzione habría reemplazado un equipo profesional de salud mental por una aplicación externa, decisión que la exproductora considera irresponsable y contraproducente. También criticó duramente el funcionamiento del departamento de RR. HH., al que describe como “inexistente”, asegurando que la responsable del área, a la que llama irónicamente “Karen de No-HR”, actuaba como un escudo para Manzione y evitaba dejar constancia escrita de cualquier asunto delicado.
Para ilustrar el caos interno, Stock relató que presenció un altercado entre un trabajador y un luchador, y que pese a haber sido una de las primeras personas en intervenir, jamás fue consultada durante la investigación oficial del incidente. En sus palabras, aquello evidenció una cultura de desorden, negligencia y falta de protocolos claros.
La magnitud y el tono de sus acusaciones han generado un fuerte debate sobre el trato al talento extranjero y el estado interno de AEW. Stock afirma que aún tiene mucho más que explicar y que no le importa quién decida no escuchar. Sus palabras apuntan a un problema estructural que, de confirmarse, podría poner en cuestión la imagen pública y la gestión interna de la empresa.