Sebastián Martínez - 23/12/2025
Seth Rollins ha ofrecido una de las entrevistas más sinceras de su carrera durante su paso por Mohr Stories, repasando no solo su evolución como luchador, sino también las grietas que aparecieron en su vida personal cuando dejó de separar al personaje de la persona. El arquitecto admitió que hubo un momento en el que ya no sabía dónde terminaba el trabajo y empezaba su vida real.
“Dejé de quitarme el sombrero del trabajo”, confesó. "Me convertí en Seth Rollins las 24 horas del día". Esa obsesión, que alimentó su éxito sobre el ring, generó daños colaterales, especialmente en su relación de entonces. Rollins reconoció sin rodeos que no fue un buen compañero y que permitir que el personaje invadiera su intimidad le pasó factura. Hoy, casado con Becky Lynch, afirma haber encontrado un equilibrio que antes no tenía.
Un ultimátum de Triple H y la dura política interna en sus inicios
Más adelante en la entrevista, Rollins habló sobre sus primeros meses en el sistema de desarrollo de WWE, una etapa que estuvo a punto de acabar en desastre. Su llegada desde el circuito independiente estuvo marcada por la rebeldía y los enfrentamientos con entrenadores y productores, algo que casi le cuesta el despido inmediato.
"WWE es un animal distinto. Tienes que trabajar backstage igual que trabajas en el ring", explicó. Triple H llegó a advertirle directamente: "No me importa lo bueno que seas. Una más, y estás fuera". Rollins llegó a plantearse dejar la empresa hasta que Joey Mercury le dio un consejo que le cambió la perspectiva: entender que, igual que interpreta un personaje frente al público, también debía navegar la política interna como parte del juego.
"Sentía que estaba traicionando mi yo auténtico”, recordó Rollins, "pero Joey me hizo verlo de otra manera. Siempre estás interpretando. Solo cambia el escenario".
En una parte completamente distinta de la conversación, Rollins reveló un hecho sorprendente: el hallazgo de dos hermanos mediante un test de ADN en 2019. El luchador, que nunca conoció a su padre biológico, se sometió a una prueba de 23andMe por simple curiosidad, sin esperar que años después apareciera un vínculo directo.
Su media hermana fue quien dio el primer paso, desconcertada por un resultado que no lograba explicar. "Vi su apellido y lo supe de inmediato", relató Rollins. La historia terminó confirmándose: ambos compartían padre, un hombre que jamás mencionó su existencia a ninguno de sus hijos. El hermano menor de Rollins también necesitó tiempo para asumirlo.
Aunque mantiene el contacto con sus nuevos familiares, Rollins admitió que no siente la necesidad de conocer a su padre biológico. "Hablamos alguna vez, pero no tengo ningún deseo real de ir más allá.