Oh My Fucking God, I Love Pro Wrestling Guerrilla!

PWG es el punk rock del wrestling.

Oh My Fucking God, I Love Pro Wrestling Guerrilla!

Publicado el 03/02/2013

Hace 45 minutos desde que el show debería haber empezado. Nunca empieza a la hora. Unos cuantos aún anda pululando por ahí comprando jarras de cerveza barata que beben directamente de la jarra durante toda la noche. Entonces el presentador entra en el ring con un micrófono. Es entonces cuando empieza. Es entonces cuando sientes la inimitable atmósfera de Pro Wrestling Guerrilla ponerse en marcha. Es algo diferente. Es la polla y me encanta. Y la mayoría de la gente que conozco no entiende el por qué.

El wrestling ya no mola. Parece ser una de esas cosas que no queda bien disfrutar, que queda guay desvirtuar. ¿Por qué me gustaría a mí ver una banda de cachas atiborrados de esteroides fingiendo que se arrean unos a otros? A mi no me gustaría tampoco. No es de eso de lo que va la cosa. Igual que el baseball no va solo de atizarle a una bola con un bate y luego perseguirla para conseguir puntos.
 

Todo el mundo sabe que el resultado está predeterminado. No hace falta que me lo digáis. La mayoría de la gente entiende que, cuando ven una película, no están mirando al mundo real a  través de una ventana. Eso no hace la película buena o mala. Eso mismo se aplica al wrestling. Necesitas meterte en los personajes. Necesitas sentir el subidón y la decepción. Necesitas preocuparte por lo que pasa. Solo es falso cuando se nota forzado o irreal.
 
El wrestling es una  forma de arte. Tiene el potencial de emocionarte y, de forma similar, también tiene el potencial de resultar cutre y pretencioso. La mayoría lo es. Si no fuera por PWG, probablemente ya no me molestaría en ver wrestling.
 
PWG es el punk rock del wrestling. Empezó cuando un grupo de seis luchadores independientes se cansaron de lo que veían como chorradas. Querían ver algo diferente. Querían ser parte de algo diferente. Entonces, cogieron el toro por los cuernos y lo crearon ellos mismos.
 
No intentan ser la próxima WWE. No hay contratos, no hay televisión, no hay grandes egos. Su local habitual en el American Legion Hall de Reseda, California, no está limpio ni bien iluminado (en realidad, es bastante feo). El lugar es demasiado pequeño para tener vallas para separar al público de los wrestlers, así que todo el mundo se pega al ring. Sus shows tienen nombres como Mystery Vortex, The Perils of Rock N’ Roll Decadence, Kurt Russelreunion, and Kurt Russelreunion 2: The Reunioning o Kurt Russellmania. Es parte de su encanto. Es básico, es íntimo y es divertido.
 
El primer indicador de que el show está a punto de empezar es cuando el presentador, Angelo Trinidad, entra con el microfono. El público de PWG empieza a agitarse. Es eléctrico. Es innegable. Incluso los que asisten por primera vez y nunca han visto un show pueden sentir que esto es algo diferente. Esto es especial. La razón del ánimo del público no es porque sea un público fácil (más bien al contrario), es porque saben que van a presenciar algo extraordinario.
 
En un show de PWG la acción está por, literalmente, todas partes. Sentarse en primera fila supone que te arriesgas. Hay muchas posibilidades de que tu silla acabe rota en algún momento de la noche. Tienes que saber cuándo apartarte para evitar lesiones. La gente que lleva a sus niños a estos shows son unos padres, o bien alucinantes, o bien irresponsables.  Es intenso y super divertido.
 
No todos los luchadores de PWG tienen aspecto de culturistas. Los hay de todas las formas y colores de diferentes personalidades y no importa si no son los más grandes y fuertes, son los más rápidos, son los más técnicos, son los más violentos, los más inteligentes, los más divertidos, los más horteras, los más locos. Exudan un talento que otras compañías no son capaces de reconocer. Esta es una parte muy importante de lo que hace a PWG tan jodidamente especial. Ven cosas en sus luchadores que otros no y los animan a no refrenarse de ninguna manera. Entonces acaban reventando el local y es la puta hostia.
 
Cuando la promoción independiente número uno, Ring of honor, fue tan estúpida como para echar a Kevin Steen en 2010, PWG lo acogió y lo hizo una de sus cabezas de cartel. Tuvo la oportunidad de demostrar su talento frente a una audiencia entregada que lo entendió genuinamente. ¡Fue tan divertido formar parte de aquello! A la gente se le iba la olla. Kevin sigue siendo uno de los pilares de PWG hoy en día. Ha dicho en ocasiones que fue por PWG que no acabó dejando el wrestling. Y, a su vez, él es la razón de que muchos fans del wrestling no hayamos abandonado también.

 
Esa es otra cosa que te llamará la atención de PWG: la relación entre luchadores y público. La gente se involucra, se mete dentro del combate. Es una constante ir y venir de comentarios entre luchadores y público. Cuando algo funciona en PWG, la gente lo nota. Cuando no, también. Ese feedback puede ensalzar o hundir un show. En la intimidad del American Legion Hall, esa energía rebota por las paredes y engulle la sala. Se vuelve atronador. Pasa a menudo. También, a veces, algo funciona tan extraordinariamente que la gente ya ni anima ni abuchea, sino que, simplemente, pierde la cabeza y se vuelve loca.
 
Han habido algunos momentos remarcables en PWG, especialmente en los últimos años. Cuando esto sucede, cuando todo alcanza su clímax y a la gente se le va de las manos, ya no estás simplemente viendo un show, lo vives. Lo sientes. Te pierdes en él, te olvidas de todo y, simplemente, te vuelves loco. Y sabes que el resto de la gente en el edificio está igual que tú (no solo el público, sino también luchadores, presentadores, comentaristas, el equipo técnico...incluso el viejo Larry (que lleva el local). Cuando todo se ha acabado, todo el mundo sabe que algo extraordinario ha sucedido y se siente feliz de haber sido parte de ello.
 
El Genérico, quizás, sea el que mejor representa lo que es PWG. Para empezar, su nombre es una especie de broma pesada. Lleva una máscara graciosa, habla mal inglés, mal español, representa a los huérfanos mejicanos...es algo tonto. Lo que pasa con El Genérico es ...que la gente lo ama, y no de forma irónica o risible, la gente le quiere de verdad. Es innegable que es un personaje muy divertido y más innegable aún es el talento que desprende en todas y cada una de sus peleas. En el exterior, puede ser un personaje de dibujos animados, pero su relación con la audiencia no tiene nada de falso.

 
En el último show de PWG, DDT4, todo el mundo sabía que era la última aparición de El Genérico en la compañía. Se iba a WWE y su contrato allí le impediría aparecer en PWG. Un talento como el suyo no puede pasar desapercibido mucho tiempo y parece que al final los de más arriba se habían fijado en él. Desafortunadamente, su éxito significaba que PWG tenía que decir adiós a El Genérico.
 
El show entero fue explosivo. Al más puro estilo PWG, el edificio se volvió loco durante toda la noche. Se machacaron cuerpos, se rompieron sillas, cerveza barata se derramó por el suelo. Al final, todo el mundo estaba exhausto después de un agotador show. Eran cerca de la una de la madrugada y el show se había retrasado. El Genérico había perdido su último combate y dejaría el ring de PWG una última vez.
 
Entonces, el edificio entero se puso en pie. Y nadie se iba.
 
Permanecieron en pie durante varios minutos. No fue solo una  aplauso, sino una incontenible, sincera, auténtica ovación. Fue solo un gesto de apreciación puro y duro. A pesar de lo agotados que estaban todos en el público, el American Legion Hall se vio inmerso en cánticos como "Por favor, no te vayas", "Te queremos" y " Te lo mereces". El Genérico luchaba por contener las lágrimas en su emotivo discurso de despedida. No podía ser más real.

 
Su despedida cierra un capítulo en PWG. La compañía nunca será la misma sin él pero continua fuerte hacia adelante. PWG es mucho más que una colección de wrestlers descartados o un montón de fans que beben cerveza barata en un destartalado edificio en Reseda. PWG es algo importante para la gente que forma parte de ella. A menudo es tonta y absurda, el trabajo de producción no es tan vistoso como lo que ves en televisión y es parte de una forma de arte y entretenimiento que la gente mira con desdén. Pero hay capas y capas en la cebolla que es PWG. Es salvaje, es divertido, es algo especial... y ¡Oh, por dios, me encanta!



*Este artículo es la adaptación al español de un texto escrito por Ray Deathray (@raydeathray).

Artículo original Oh my God, I love Pro Wrestling Guerrilla
Compra el evento DDT4 en http://www.prowrestlingguerrilla.com/merch/
Fotos por Devin Chen http://www.chdevinphotos.com/


Joan Fuster
Guest Columnist Solowrestling.com
@joanfuster78

 

Etiquetas relacionadas: PWG, Pro Wrestling Guerrilla, El Generico, Kevin Steen