WWE vuelve a Barcelona el 14 de marzo de 2025 y la compañía ha comenzado a calentar a los aficionados con un vídeo de una mítica lucha que tuvo lugar en la ciudad condal el 5 de octubre de 1991. A las puertas de los Juegos Olímpicos, Barcelona se convirtió en la sede del primer espectáculo de WWE en España, un show que se recordó por mucho tiempo, con Tito Santana venciendo a The Undertaker en el evento estelar.
Aquella tarde, Tito Santana acudía como el representante de España, debido a su conocimiento del idioma, pese a su nacionalidad estanounidense. Sus raíces mexicanas sirvieron para que el público local estuviera con él en todo momento y creyera que realmente representaba el país. Por otra parte, The Undertaker llegaba como un luchador casi invencible, y nadie pensaba que la lucha terminara del modo en que lo hizo.
WWE ha publicado un vídeo en su canal de WWE Vault, donde Tito Santana, de 71 años, ha recordado cómo vivió aquella experiencia. "Fue en 1991, Tito Santana contra Undertaker, estaban a las puertas de las Olimpiadas, en España. El pabellón estaba totalmente lleno", recordó Tito. "Hicieron una gran cosa, llevándome a Barcelona y entonces, hacer el combate que tuve contra el Undertaker, siendo tan grande como era... la explosión que tuvo el lugar cuando le gané por la cuenta de tres, fue algo increíble. Los fans de Barcelona querían a Tito Santana".
El combate, transmitido en Telecinco y locutado por JL Ibáñez y Héctor del Mar, tuvo un final muy recordado. Tito Santana logró hacer sufrir a su rival, pero no encontraba la forma de terminar con él. Cuando el árbitro quedó noqueado accidentalmente, Paul Bearer, quien era el manager de Undertaker, subió al apron y Tito Santana le golpeó para quitarle la urna. Tito usó la urna para dejar fuera de combate a The Undertaker y lo cubrió para llevarse la victoria por la cuenta de tres. La reacción del público ha sido una de las más grandes de la historia de WWE.
Este espectáculo fue presentado como un show no televisado en Estados Unidos, pero sí para España. El show se emitió aquella misma tarde en diferido y tuvo una asistencia de más de 17.000 espectadores en el Palau Sant Jordi, según confirmó el propio JL Ibáñez.