Jake Roberts afirma que una disputa contractual con WCW lo llevó a la adicción a la cocaína

Jake “The Snake” Roberts ha vivido algunos de los momentos más oscuros en la historia de la lucha libre, pero según él, una negociación contractual con WCW lo envió a su peor espiral personal y en última instancia, alimentó su adicción a la cocaína. En una entrevista en el podcast Six Feet Under con Mark Callaway (The Undertaker), Roberts reveló cómo una disputa contractual con la extinta WCW desencadenó en una situación peligrosa para el miembro del Salón de la Fama de WWE.

En 1992, Jake Roberts había firmado inicialmente un lucrativo contrato con Kip Allen Frey, quien dirigía WCW en ese momento. Sin embargo, antes de que pudiera firmar, Vince McMahon aplicó una cláusula de no competencia de 90 días como parte de su salida de WWF. Cuando la cláusula de no competencia de Roberts expiró, Frye se fue y Bill Watts se hizo cargo de WCW. Watts descartó el contrato original de Roberts. Con la llegada de Watts, se estima que Roberts pasó de ganar alrededor de 3,5 millones de dólares al año a aproximadamente 200.000 dólares al año y le ofreció una fracción del trato, diciéndole: "Tú y yo sabemos que no puedes volver atrás. Tomarás lo que te demos".

Roberts aceptó, pero luego WCW lo despojó de su personaje característico al prohibirle utilizar su famosa serpiente. “Me quitaron mi personaje. "The Snake". Ahora estoy de nuevo en cero. ¿Qué mierdas puedo hacer ahora? Ese fue el punto de quiebre. Eso fue lo que me empujó al abismo, hermano. Después de eso, me metí de lleno en la cocaína, no estoy orgulloso de ello”, recordó el veterano exluchador de WWE.

Jake Roberts reconoció que su adicción a la cocaína durante 20 años casi lo mató, pero en ese momento solo estaba tratando de lidiar con la pérdida de su carrera profesional. Su salida de WCW desencadenó años de lucha contra el abuso de sustancias, problemas financieros y personales. En retrospectiva, Roberts reconoce que la política de la lucha libre y la adicción fueron sus mayores adversarios.

“No mucha gente tiene una carrera profesional de 20 años en la cocaína, puedo dar gracias a Dios que no estoy muerto. Los celos en la lucha libre han matado a más personas que cualquier guerra jamás”, concluyó Jake Roberts.

La historia de Roberts ilustra cómo un solo revés en la carrera puede tener consecuencias personales devastadoras y cómo la industria de la lucha libre a menudo ha fallado en proteger a sus mayores estrellas. Pese a que en los últimos años ha tenido problemas de salud, Jake Roberts hace años que está lejos del mundo de las sustancias que casi le cuestan la vida.