WWE celebró esta noche una nueva edición de Elimination Chamber, un espectáculo que ha contado con dos combates de eliminación y dos luchas más, destacando el combate sin sanciones entre Kevin Owens y Sami Zayn, una lucha que ha terminado con la victoria de Kevin Owens.
La lucha se desarrolló bajo una luz diferente a la habitual, más ténue, poniendo más drama a la estipulación sin sanciones. La primera parte destacó por los sillazos que se dieron ambos luchadores. Sami Zayn superó esta primera fase y bajó a por un stick de hockey para usarlo contra su oponente. La lucha se trasladó al ringside, donde Owens terminó mordiendo el rostro de su rival.
El combate se trasladó a la zona del público, donde ambos luchadores subieron varias escaleras por la grada y se golpearon con diferentes objetos. Al bajar, Kevin Owens atravesó una mesa, repleta de botellas y comida, con su cuerpo. Owens logró recuperar posiciones al usar varios objetos alrededor del cuadrilátero. Ambos luchadores subieron al ring y Sami Zayn terminó atravesando una estructura de dos mesas situada en el ringside.
Sami Zayn noqueó a Owens con dos suplex, uno de ellos encima de una silla, e intentó finisquitar la lucha con el Helluva Kick, pero Owens se apartó y Zayn golpeó al referee. Stunner de Owens que no llegó a nada debido al estado del árbitro. Charles Robinson acudió al rescate, pero al cuenta llegó tarde. Owens se enfadó y noqueó al árbitro con un tremendo derechazo.
La lucha continuó con Owens colocando una mesa en el ring y aplicando un Fisherman Buster sobre Sami Zayn desde la esquina. Kevin Owens amedrentó a su rival en una esquina, corrió hacia la opuesta, pero se encontró un Helluva Kick por el camino. La cuenta llegó tarde y sólo hasta el dos. Sami Zayn se recuperó y bajó al ringside, de donde sacó una silla con alambre de púas. La usó paara golpear a su rival y montar una estructura de sillas, donde lanzó a Owens con el Blue Thunder Powerbomb. Sami buscó la cuenta de tres, pero sólo llegó al dos.
La fiesta de las sillas continuó en el ringside, donde Owens tomó ventaja al usar una de ellas para atacar la tráquea de su rival. Owens aumentó la violencia, aplicando dos Powerbombs sobre el apron. Metió a Sami Zayn de nuevo al ring, pese a una pequeña reacción de éste, y logró al cuenta de tres.
La rivalidad entre Kevin Owens y Sami Zayn es una de las historias más intensas y personales en la historia reciente de WWE. A lo largo de los años, han sido mejores amigos, enemigos acérrimos, aliados y traidores, pero su relación parece estar destinada a un ciclo interminable de colisión y reconciliación.
Después de su histórico papel en la lucha contra The Bloodline en 2023, donde lograron destronar a The Usos en WrestleMania 39, parecía que su unión como equipo se había consolidado. Sin embargo, como ha sucedido en el pasado, las tensiones volvieron a surgir. La fractura entre ellos se hizo evidente después de que Zayn comenzara a recibir más protagonismo en WWE, generando resentimiento en Owens, quien siempre ha sido un competidor independiente. En múltiples ocasiones, Owens dejó claro que no confiaba en Zayn del todo, lo que llevó a un distanciamiento gradual.
Finalmente, la gota que colmó el vaso ocurrió en el episodio de SmackDown el 14 de febrero, cuando Owens, frustrado con la situación, atacó a Zayn, dejando en claro que la amistad había llegado a su punto de ruptura una vez más. Con su orgullo y egos en juego, el combate sin sanciones en Elimination Chamber prometía ser un enfrentamiento lleno de brutalidad y emoción.