Karrion Kross ha dejado claro que su prioridad hoy no es solo luchar, sino conectar de forma real con el público. En una reciente entrevista con Ariel Helwani, el luchador reflexionó sobre el momento actual del wrestling y cómo la conexión emocional supera cualquier guion o espectáculo.
"Hay una hambre de autenticidad", aseguró Kross. "La gente siente la diferencia entre lo teatral, que todavía se valora, y alguien que está siendo auténtico de verdad. Eso siempre ha conectado". Su enfoque tras WrestleMania 41, donde apareció en el combate entre AJ Styles y Logan Paul, ya mostraba una dirección más realista, alejada del personaje teatral que antes presentaba.
Durante la charla, Kross también reveló que mantuvo conversaciones con Cody Rhodes sobre un posible ingreso a AEW. Aunque el interés existía, todo cambió cuando recibió una llamada directa de Triple H: “La comunicación con Cody se fue apagando de forma natural. Estaba hablando con él cuando Hunter me llamó y fue como: 'Giramos a la derecha, cambiamos de carril,'’”, reveló.
Ese giro marcó su regreso a WWE, una decisión que, según explicó, no dudó en tomar. Para Kross, fue una señal clara del camino que debía seguir.
Uno de los temas más curiosos de la entrevista fue su mención a Randy Orton, a quien admira profundamente. Aunque le habría encantado enfrentarlo en WrestleMania, no se sintió con derecho a pedir esa oportunidad directamente: "Randy es uno de los más grandes de todos los tiempos. Y aunque quería estar en ese ring con él, jamás sería tan condescendiente como para pedirlo. Ellos saben quién está disponible. Si no me escogieron, será por algo".
Kross reconoció que quizás debió luchar más por esa oportunidad, pero prefiere no cruzar la línea entre ambición y autoengaño: “Siempre existe ese ‘brass ring’, pero también hay una línea con la ilusión. Quizás estoy siendo duro conmigo mismo, pero no lo hice. Tal vez debí hacerlo.”
La entrevista también tocó un tema más personal: la filtración de los detalles de su contrato, ocurrida poco después de la salida de AOP y Paul Ellering. Kross no ocultó su enfado, afirmando que fue un ataque a su privacidad: "Me puso al límite. Aún estoy bastante cabreado. Fue algo que nadie debía saber. No sé quién fue, pero me afectó mucho. No fue solo una filtración. Era algo privado".
Este episodio llega en un momento crucial, ya que Kross se encuentra en su año contractual y su futuro en WWE aún no está garantizado. De ahí que la revelación pública de ese tipo de información haya dolido aún más.
