WWE se empeña en caer mal

Una semana de decisiones impopulares, errores estratégicos y desconexión con los fans

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Imagen: WWE.com
Sebastián Martínez
Sebastián Martínez
Publicado el 02/06/2025

WWE ha vivido una de las peores semanas de popularidad en la Era Triple H. De la noche a la mañana, o más bien de lunes a domingo, la compañía ha tomado una serie de decisiones que han encendido los ánimos entre los fans más acérrimos -y no tan fans- de su producto. Si ya veníamos de unas semanas con los seguidores algo molestos, por las direcciones que se han tomado sobre las últimas grandes decisiones, tan sólo faltaba el último empujón para terminar de calentar más aún el ambiente.

El año de WWE en Netflx está siendo muy cuestionable: la compañía todavía tenía margen de error, aunque los fans se estaban empezando a quejar de forma recurrente del producto. Pero esta última semana, parecía como que la empresa estaba empeñada en caer mal, o en provocar que sus seguidores terminaran por tirar la toalla. Todo comenzó el martes pasado, con la derrota de Stephanie Vaquer en NXT. La reacción fue bastante unánime, con la mayoría de seguidores criticando la decisión de desbancar a la luchadora chilena, más aún después de haber superado a talentos como Giulia o Jordynne Grace. No obstante, esta decisión podía entenderse, creativamente hablando, dado que parece que WWE quiere aprovechar al máximo a Vaquer en el roster principal.

La siguiente decisión generó una gran polémica, enfocada en la escena mexicana. WWE, con una intención que desconocemos o por torpeza, decidió anunciar por adelantado -en otras palabras: spoilear- el resultado del combate entre Alberto El Patrón (Del Rio) y El Hijo del Vikingo. Para que el que no lo sepa, WWE anunció que este próximo sábado, en Worlds Collide, El Hijo del Vikingo defendería el Megacampeonato AAA ante Chad Gable, todo ello sin que El Hijo del Vikingo fuera todavía campeón. Sin duda, un movimiento torpe que podría dejar entrever el desconocimiento profundo de WWE sobre lo que ha comprado. México está en un gran momento: los números lo demuestran. WWE lo sabe, y no es coincidencia que haya gastado una gran suma de dinero en conseguir una adquisición de Lucha Libre AAA. Ha anunciado un gran show y ha generado una gran expectativa, pero deberían tener un mínimo de cuidado si quieren que los fans de allí se lo tomen en serio.

Además, el caso de Alberto El Patrón es curiosísimo. El luchador mexicano -apodado como el "lanzador de sillas profesional"- se había convertido el enemigo público número uno para una gran parte de la comunidad. Sus casos de presuntos abusos, destacando el que sucedió en el año 2020, y que casi termina con su carrera, habían generado un gran rechazo, no sólo por los fans mexicanos, sino también del resto del mundo. Con la torpeza de WWE -y con la inestimable ayuda del entorno de Alberto (un saludo Hugo), que sabe cuándo entrar en acción para generar el caos en medio de la confusión-, El Patrón volvió a ponerse de moda, como si de repente todos hubieran decidido hacer borrón y cuenta nueva. En cuestión de horas, el villano volvió a ser héroe, o al menos en sentido figurativo y estratégico, y no faltaron quienes desempolvaron sus mejores combates como si estuviéramos en 2011. WWE lo hizo tan mal, que hasta eso consiguió, ensalzar la figura del luchador con el que NO contará. O al menos eso es lo que parece.

Tampoco ha ayudado el afán por opacar a All Elite Wrestling con la contraprogramación de sus eventos especiales. Lo de Battleground contra AEW Double or Nothing podríamos dejarlo pasar como una coincidencia, pero la maniobra del fin se semana de AEW All In: Texas es un movimiento demasiado descarado. Dicen que esta nueva estrategia proviene de Nick Khan, no de los jefazos de TKO. Sinceramente, da lo mismo. WWE, siendo una empresa mucho más grande, está quedando como la chica, entrando en una guerra absurda que nadie había pedido, sobre todo cuando las cosas estaban más calmadas que nunca y cada empresa hacía lo que tenía que hacer: preocuparse por sus propios problemas. 

La guinda del pastel llegó este fin de semana, con el anuncio de las salidas de R-Truth y Carlito. Seguramente, la de R-Truth hizo más daño la comunidad, y también al vestuario de WWE. Llevaba en la empresa más de 25 años y era el talento al que la compañía recurría para solventar segmentos aburridos, muchos segmentos de Raw y SmackDown. Despedir -o no renovar- a uno de los talentos más queridos por parte de la fanaticada tiene un precio, y esta vez les ha salido más caro de lo que pensaban, con el enfado generalizado en las redes sociales y el intento de reventar Money in The Bank. Sinceramente, despedir a un talento como R-Truth me parece un movimiento natural, pero es probable que no hayan escogido el mejor momento y la mejor forma para hacerlo. R-Truth era un luchador muy querido, pero no era una gran estrella, las cosas como son. ¿La reacción podríamos catalogarla de desmesurada? Sí. ¿WWE lo ha hecho rematadamente mal? También.

WWE tiene mucho trabajo por delante. Su estrategia actual se basa en achicar el mercado y sacarle el máximo beneficio. Si hace eso, pero enfada a sus consumidores, no tiene futuro. Las tornas pueden cambiar rápidamente si haces las cosas mal, y WWE lo ha hecho muy mal en la última semana. 

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