Hulk Hogan, el luchador más grande de todos los tiempos

La noticia del fallecimiento de Hulk Hogan traspasa la lucha libre y sacude al mundo entero

Despedimos a una leyenda que no muere: se transforma en historia viva

Hulk Hogan
Imagen: WWE.com
Sebastián Martínez
Sebastián Martínez
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Esta tarde, el mundo del entretenimiento ha quedado paralizado con la devastadora noticia del fallecimiento de Hulk Hogan. No se trata únicamente de una pérdida para la lucha libre profesional: es un golpe que ha traspasado fronteras, ocupando titulares en medios generalistas de todo el planeta. Su partida ha estremecido a generaciones de fans, especialmente a quienes tuvieron el privilegio de vivir en primera persona la era dorada de Hogan, ya fuera en WWE, WCW o incluso en su última etapa en TNA Wrestling. Su legado trasciende el ring; es una leyenda que marcó una época y dejó una huella imborrable en la historia del deporte y el espectáculo.

Yo fui uno de esos afortunados cuya pasión por la lucha libre nació gracias a Hulk Hogan. Era apenas un niño de 7 u 8 años cuando, por obra del destino, sintonicé Telecinco -una de las grandes cadenas de España en aquella época- y me topé con un gigante musculoso, rebosante de carisma, enfrentándose a tipos duros sobre un ring iluminado por los relatos inconfundibles de Héctor del Mar y JL Ibáñez. Todo en aquel espectáculo me atrapó al instante: los colores, la intensidad, la emoción... pero fue él, "The Immortal" Hulk Hogan, quien encendió la chispa. Fue su presencia, su fuerza y su mensaje lo que me hizo cruzar la cuerda imaginaria que separa al espectador del fan de por vida.

Puedes ver mi pequeño homenaje a Hulk Hogan en formato vídeo que te facilito a continuación.

A lo largo de su carrera -y casi desde sus primeros pasos en el ring- Hulk Hogan fue objeto tanto de elogios como de críticas. Nunca fue celebrado como un prodigio técnico, y los aficionados más puristas solían rechazarlo por su limitada movilidad o su estilo poco ortodoxo. Pero reducir su figura a una cuestión de técnica sería no entender la magnitud de lo que representó. Hogan trascendió el cuadrilátero. Su imagen, su carisma y su impacto lo convirtieron en un ícono cultural. Y eso es mucho más grande que ser simplemente una estrella del wrestling, una leyenda del deporte o un maestro del llaveo. Hogan fue, y seguirá siendo, parte del imaginario colectivo de toda una era.

Y es que, en parte, gracias a Hulk Hogan (y Vince McMahon) el wrestling es hoy en día lo que es, un fenómeno mediático. Si Vince no hubiera inventado WrestleMania, posiblemente el producto de WWE no hubiera llegado a España - ni ningún otro producto -, y posiblemente si Hulk Hogan no hubiera ejecutado a la perfección su papel, no estaría escribiendo estas líneas. 

Hulk Hogan logró algo al alcance de muy pocos: brillar con igual intensidad en sus facetas más opuestas. Esa dualidad, tan difícil de dominar en la carrera activa de un luchador -y si no, que se lo pregunten a John Cena, a quien le ha costado horrores convencer al público de que puede ser un verdadero villano-, fue uno de los grandes triunfos de Hogan. De la mano de WWE y WrestleMania, se alzó como el héroe definitivo de América, el símbolo de la lucha del bien contra el mal, y mantuvo ese estatus durante años. Pero cuando nadie lo esperaba, cuando su imagen parecía inquebrantable, dio un giro monumental: se transformó en el villano más temido, el traidor que cambió el curso del wrestling al unirse al nWo. Ese momento no solo redefinió su carrera, sino que sacudió los cimientos de toda una industria.

Antes de aquel giro monumental, Hulk Hogan ya era mucho más que una estrella televisiva. Su imagen trascendía fronteras: protagonizó películas, series y campañas publicitarias, apareció en revistas, programas de entretenimiento e incluso fue inspiración de cómics y dibujos animados. Su figura era reconocible en todo el planeta, incluso por quienes jamás habían visto una lucha. Hogan convirtió el wrestling en un fenómeno cultural de masas, arrastrando a millones de personas hacia un universo hasta entonces reservado a nichos regionales. Donde pisaba, arrasaba; donde hablaba, generaba titulares. Era el rostro de una revolución mediática que redefinió el deporte espectáculo para siempre.

Y es precisamente su transformación en el líder del nWo lo que más honra su legado. Hogan venía de representar todo lo contrario: era el héroe absoluto de los años 80, un símbolo de virtud y valores tradicionales. Pero los tiempos estaban cambiando. A mediados y finales de los 90, el mundo era otro: Internet daba sus primeros pasos, el heavy metal marcaba el pulso de la juventud, y muchas leyendas del pasado comenzaban a desvanecerse. Sin embargo, Hogan no solo supo leer ese cambio, sino que tuvo el valor de reinventarse por completo. Dio un giro de 180 grados a su personaje, traicionó su imagen de toda la vida y se abrazó al caos de la nueva era, se transformó en Hollywood Hogan. Lejos de quedar desfasado, volvió a estar en la cima... demostrando que su instinto para conectar con el público era tan poderoso como su leyenda.

Aunque compartió ese logro con figuras fundamentales como Kevin Nash, Scott Hall, Goldberg o Sting, la imagen de Hogan era tan colosal que se convirtió en el estandarte que lideró la ofensiva más feroz contra WWE. Su poder de atracción fue clave para que WCW lograra lo impensable: superar durante 83 semanas consecutivas a WWE en audiencia, en plena guerra de los lunes por la noche. Aquella batalla, considerada la más encarnizada en la historia de la televisión estadounidense, tuvo en Hogan a uno de sus protagonistas más decisivos. Su mera presencia bastaba para inclinar la balanza. Hogan no solo dominaba el ring... dominaba la cultura popular.

Seguramente podríamos escribir y debatir durante horas sobre la historia de Hulk Hogan: de sus logros indiscutibles, de sus errores, y de ciertas polémicas que, aunque empañaron su legado ("hundir" sería una palabra demasiado atrevida), jamás consiguieron destruirlo. Pero hoy no es el día para eso. Hoy es el día en que despedimos al hombre que cambió la historia de la lucha libre. La muerte de Hulk Hogan marca un antes y un después, un capítulo final que permanecerá imborrable para todos los que amamos este negocio. Hogan no solo fue historia, es irremediablemente el LEGADO. Y su leyenda vivirá para siempre.

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