Stone Cold dispara contra el WWE actual y confiesa el infierno que vivió tras su retirada

Stone Cold Steve Austin no se anda con rodeos a la hora de señalar lo que, para él, es el mayor problema del wrestling actual. La que fuera la cara más icónica de la Attitude Era cree que el WWE de hoy ha perdido la esencia que hacía auténticos a sus personajes: la libertad creativa, la espontaneidad y la sensación de caos controlado que definió a toda una generación.

En una charla con Dale Earnhardt Jr. para Dirty Mo Media, Austin explicó que la industria cambió por completo durante su ausencia por lesión en el año 2000. Cuando volvió tras operarse del cuello, se encontró con algo que nunca habría imaginado: un guion en la mano, escrito palabra por palabra.

Cuando volví, empezaron a darnos papeles con lo que teníamos que decir. Aquello no era yo. Yo no trabajo de memoria. Trabajo con lo que siento en el corazón y en el estómago.

Para Austin, el problema no es el talento, sino un sistema “micromanaged” que ha domesticado al talento y ha convertido la improvisación en una rareza. Él lo resume sin filtros: "Antes no ensayábamos nada. Simplemente salíamos y lo hacíamos. Ahora todo es más amable, más controlado. Más corporativo".

La realidad más dura: su retirada y el vacío que vino después

Pero Austin no solo habló de la creatividad perdida. También abrió la puerta a uno de los capítulos más oscuros de su vida: su retirada forzosa en 2003 tras sufrir una grave lesión que le provocó una contusión en la médula espinal que lo dejó temporalmente como “un cuadripléjico transitorio”.

El final de su carrera fue devastador, y lo que vino después fue todavía peor. "Retirarme a los 38… dejé mucho dinero encima de la mesa, pero también dejé atrás a los chicos, la carretera, la adrenalina. No lo llevé bien. Tres años bebiendo, cazando y haciendo estupideces".

Austin describió cómo un día se miró al espejo y comprendió que estaba destruyéndose a sí mismo. Fue el punto de inflexión que le llevó a mudarse a Los Ángeles, vivir con Diamond Dallas Page e intentar reinventarse fuera del ring, aunque admite que pasó un año más "buscando el fondo de demasiadas botellas".

Su regreso real no fue físico, sino emocional. WWE le ofreció presentar Tough Enough, y eso reavivó en él algo que creía muerto: su conexión con la industria. "Cuando me retiré no podía ni ver wrestling. Pero después de Tough Enough, las heridas se habían cerrado. Volví a querer estar cerca del negocio, aunque no fuese luchando".

Desde entonces, Austin ha construido una segunda vida: programas de televisión, su Broken Skull Challenge, su marca de cerveza y un podcast convertido en referencia. Todo ello sin perder el sentido del humor que siempre lo definió.