La más reciente edición de WWE Raw comenzó con un encendido CM Punk, quien aún tenía cuentas pendientes tras todo lo ocurrido en Elimination Chamber. Sin perder tiempo, llegó al recinto visiblemente furioso, arrojando todo lo que había sobre la mesa de comentaristas, subiendose sobre ella para lanzar un mensaje. Punk arremetió contra The Rock, John Cena y Seth Rollins, dejando claro que su camino a WrestleMania está lejos de haber terminado.
Punk comenzó su discurso atacando a The Rock, acusándolo de no estar tan comprometido con WWE como afirma, ya que ni siquiera se presentó esa noche. Luego, dirigió su atención a John Cena, asegurando que había traicionado a los fans y dejando claro que, a diferencia de él, jamás había estado tan desesperado como para "vender su alma". Finalmente, Punk se dirigió a Seth Rollins, advirtiendo a su esposa, Becky Lynch, que debería llevárselo antes de que él lo hiciera, porque la próxima vez que lo viera, lo dejaría en silla de ruedas.
Como era de esperarse, Seth Rollins no tardó en aparecer, y la situación se salió de control de inmediato. Apenas Rollins pisó la rampa, Punk bajó de la mesa de comentaristas y ambos se lanzaron a los golpes sin dudarlo. Oficiales y personal de seguridad corrieron al ring para separarlos, pero no lograban contener su furia. La pelea se trasladó al interior del ring y, aunque la seguridad intentaba detenerlos, Rollins logró liberarse y se lanzó sobre Punk nuevamente, llevándolos hasta la mesa de comentaristas.
El gerente general de WWE Raw, Adam Pearce, apareció para intentar restaurar el orden, pero sus esfuerzos fueron en vano. Aunque en un principio la seguridad logró llevarse a Seth Rollins, la situación se salió de control durante la pausa comercial, cuando Rollins escapó y fue tras Punk entre la multitud, desatando un nuevo enfrentamiento que obligó a más oficiales a intervenir. Finalmente, cuando Punk intentó tomar un atajo por la grada para dirigirse a backstage, Pearce logró detenerlo, evitando que el caos siguiera escalando.