Cada vez que entro en páginas de wrestling y leo una noticia sobre la subida o la bajada de audiencia de RAW en Netflix, se me quieren llevar los demonios. Y eso sin contar los comentarios que aparecen más abajo, donde usuarios anónimos intentan analizar audiencias como si alguna vez hubieran estado en una sala de realización televisiva.
Me resulta inverosímil que no hayamos aprendido nada y sigamos cometiendo los mismos errores que hace treinta años, cuando la guerra era WWF vs. WCW. Sigo sin entender qué nos lleva a tomar partido por una empresa de lucha como si fuera un equipo de fútbol o una orientación política.
Pero qué tal si tiramos un poco de la manta de las audiencias...
Hablemos claro: ¿podéis dejar, de una vez, de analizar los datos de visualizaciones de Netflix y en qué países el programa entra o no entra en el Top 10? Me salen granos en los brazos cada vez que alguien dice que RAW está entre lo más visto en Colombia, pero no aparece en Australia.
Netflix no mide el éxito de sus productos por las visualizaciones. Lo que le importa son las suscripciones. Lo único que busca la plataforma es que sus contenidos funcionen como imanes para atraer nuevos usuarios. Y si el contenido, además, retiene a los que ya están, entonces estamos hablando de oro puro.
Ganar suscriptores es la obsesión central de cualquier plataforma de streaming. Cuando Netflix lanza un producto, analiza si hay un pico de altas justo después del estreno. Si ese pico se puede vincular al contenido (por búsquedas, consumo inmediato o encuestas internas), ese título se considera un driver de suscripciones.
Ejemplo realista:
Lanzas un show un viernes. Ese fin de semana se suscriben 300.000 personas en España y Latinoamérica. De esas, 200.000 reproducen el show en menos de 48 horas. Bingo. Ese contenido ha traído gente nueva. Eso es lo que Netflix quiere. Eso es lo que convierte un programa en estratégico.
Comparan los usuarios nuevos del día o la semana con lo primero que ven. Si muchos de ellos reproducen ese contenido justo después de pagar, se le atribuye el alta.
Si ha habido una campaña específica (“Solo en Netflix”, “Nuevo show exclusivo”), pueden medir el impacto directo del marketing.
Lo primero que un nuevo suscriptor ve se considera la causa probable de su alta. No es infalible, pero tiene mucho peso.
Si el contenido no solo trae suscriptores, sino que los mantiene (es decir, no cancelan al mes siguiente), vale aún más para la plataforma.
Porque los millones de visualizaciones no garantizan crecimiento. Netflix prefiere un contenido que traiga un millón de nuevos suscriptores que vean tres capítulos, a una serie que sea vista por 50 millones de usuarios antiguos, pero no sume ni una sola alta nueva ni reduzca la cancelación.
Los antiguos ya pagan. Lo que hace crecer el negocio es atraer nuevos usuarios... o evitar que se vayan los que estaban por irse.
¿Fue lo primero que vieron tras pagar? Si más del 40 % de las nuevas altas comienza viendo un mismo título en las primeras 48 horas, es un éxito.
Ejemplo: The Witcher (temporada 1) en 2019. Altas masculinas jóvenes, gamers, todos enganchados en sus primeras horas.
Número neto de suscriptores atribuibles directamente al contenido.
Ejemplo: The Irishman costó 160 millones y solo sumó 300.000 nuevas altas. Mal negocio. Squid Game generó más de 4 millones en su primer mes. ROI brutal.
Si te traen muchos, pero se te van rápido, no sirve. Una retención superior al 70 % a los 28 días es excelente.
¿La gente termina lo que empieza? Para RAW, que la mitad vea todo el episodio (2–3 horas), sería buenísimo.
Cuanto menos tardan los nuevos en ver el contenido, mayor la conexión emocional con el motivo por el que se suscribieron.
¿Evita cancelaciones? Si alguien que iba a cancelar se queda por WWE, eso también se mide y se valora muchísimo.
Con WWE, Netflix introduce una métrica nueva: el tiempo medio de visionado por episodio en las primeras 72 horas. Medirán si la gente ve los shows enteros o solo entra a picotear segmentos. Esa diferencia cambia el valor interno del producto. Si RAW tiene un alto porcentaje de visualización completa semana tras semana, será tratado como una mina de fidelidad.
Al próximo que vea dándoselas de entendido en televisión y comparando las audiencias actuales con las de hace un año, le voy a meter un medidor de Kantar Media por donde amargan los pepinos.
Un consejo de amigo: deja de analizar datos. Disfruta de la lucha.